
El pescado es más sano que la carne, ¿cuántas veces hemos escuchado esto? Su menor porcentaje de grasas y el hecho de que cuando éstas están presentes son de un tipo considerado «bueno» (ricas en ácidos grasos Omega 3, conocidos por sus efectos cardioprotectores y antiinflamatorios) le han otorgado a este alimento la consideración de opción saludable para casi cualquier tipo de dieta.
Si bien es cierto que el pescado es un fuente de proteínas (aunque a estos culturistas no les hace falta) con escasa cantidad de grasa, también lo es que la propia Organización Mundial de la Salud está preocupada por los contaminantes y compuestos tóxicos que los peces llegan a almacenar en su cuerpo y que pasan a los humanos tras ser ingeridos:
– Mercurio: Es uno de los químicos más tóxicos para el ser humano, afectando gravemente al cerebro. Aún más letal es su forma metil-mercurio, que es la que se acumula en los tejidos de los peces que capturamos y comemos.
Según Ecologistas en Acción, una mujer con un peso de 60 kg que tome unos 300 gramos de pescado por semana, cantidad menor a la media del país, con una concentración de mercurio de 0,358 ppm (Que es la cantidad media encontrada en las latas de atún blanco en Estados Unidos), y mucho menor que los límites legales españoles, excederá la ingesta recomendada en casi dos veces y media.
– Dioxinas y PCB’s: Según la Agencia Española de Consumo y Seguridad Alimenticia «las dioxinas son principalmente subproductos no intencionados de una serie de procesos químicos, así como de casi todos los procesos de combustión (incluidas las erupciones volcánicas o incendios forestales). Son, por tanto, de origen natural y antropogénico. La quema de basuras, las emisiones de la industria química, metalurgia y del papel, así como la síntesis de plaguicidas, son importantes fuentes medioambientales de dioxinas.»
Por otra parte, «los PCBs son productos químicos producidos intencionalmente como material aislante en equipos eléctricos, aceites de transformadores o disolventes para plaguicidas o pinturas. (…) Estos PCBs se han fabricado durante décadas hasta la prohibición de su comercialización y utilización en 1985 debido a su toxicidad reproductiva y sus efectos bioacumulativos. Su liberación al medioambiente se produce principalmente por fugas de antiguos equipos eléctricos o bien por el desecho inapropiado de equipos obsoletos entre otras causas.»
La vía más importante de exposición humana a las dioxinas y los PCBs es el consumo de alimentos, que es responsable de más del 90% de la exposición total. Dentro de este total, los productos derivados del pescado y otros productos de origen animal representan aproximadamente el 80% de la exposición total a través de la dieta..
Según la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, la presencia de estos compuestos tóxicos en la dieta ha disminuido en los últimos 10 años, pero sigue siendo el pescado el mayor responsable de la exposición a dioxinas y PCB’s en todos los grupos de edad.
– Microplásticos: Son la amenaza más reciente y sus efectos para la salud aún no han sido determinados, pero la a Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ya lo considera un riesgo emergente. La Organización de Consumidores y Usuarios analizó 102 especies marinas y encontró microplásticos en 69 de ellas.
Cuando los peces se crían en cautividad, los problemas son otros. La producción masiva y la acuicultura intensiva conlleva problemas graves. Los animales están tan juntos unos de otros que las infecciones son algo diario. Para ello se les baña con formol, que previene parásitos y bacterias en la superficie externa. Por si te quedaba la duda, sí, su uso es legal y está muy extendido.
¿Y qué hay de la parte externa? Para eso se usan antibióticos, que al igual que en la agricultura animal, desencadena en patógenos resistentes. Al igual que el mercurio o las dioxinas, estos medicamentos se acumulan en los tejidos de los peces y pasan al ser humano tras ser consumidos.
¿Qué como entonces? Alternativas vegetales al pescado
Cada vez un mayor porcentaje de personas se deciden a dejar de lado por completo la carne, pero siguen consumiendo pescado en parte por el mito de alimento saludable que le rodea. Existen numerosos alimentos que usan algas y otros ingredientes naturales para dar ese sabor tan característico a productos hechos 100% a base de plantas. Te sorprenderá por ejemplo saber que puedes utilizar garbanzos y algo de wakame o kombu para elaborar una pasta para sandwich que hará las veces de atún.
Si te estás iniciando en esto de comer solo productos de origen vegetal, este libro nos encanta y nos resulta muy últil: Mi primer libro de cocina vegana: 140 recetas fáciles, sanas y creativas para aprender a cocinar sin productos de origen animal.
Omega 3 vegetal, directo de la fuente.
¿Sabías que el 25% de la captura mundial de peces va destinada a la producción de Omega-3? Los humanos necesitamos suplementarnos u obtenerlo a través de la dieta por la misma razón que los peces: no producimos Omega-3. Vale, entonces, ¿de dónde lo obtienen los peces? Lo hacen directamente de las algas. Por eso cada vez hay más marcas que ofrecen cápsulas de aceite de alga, rico en estos ácidos grasos. Otras fuentes de Omega-3 vegano como las semillas de lino o chía, que contienen ácido alfalinolénico, no son tan eficaces porque no convierten de manera eficiente éstos a DHA y EPA.
Nosotros te recomendamos este de TESTA. Es sostenible, tiene exactamente las mismas propiedades que el Omega-3 de procedencia animal, evidentemente no sabe a pescado y sobre todo, no tiene ningún contaminante como dioxinas o mercurio. Lo hemos probado y tenemos que decir que contar con este nutriente directamente de la fuente, sin animales intermediarios a los que hay que extraer su grasa, nos hace sentir muy bien.